Inteligencia y adaptabilidad: así colonizan el planeta los cuervos
Los humanos y los cuervos tienen algo en común: se han expandido por cada rincón del planeta apoyándose en dos técnicas comunes.
Cada año, el instinto natural de muchas aves europeas guía comportamientos como las migraciones hasta lugares como el Sahel, en África, en el caso de las cigüeñas. Sin embargo, más de un 80 por ciento de las aves adultas que forman las poblaciones de España y Centroeuropa se han adaptado para acortar el viaje e invernar en España debido a que logran encontrar alimento en lugares como los vertederos, según datos de SEO Birdlife.
Así, algunas especies deciden modificar sus conductas en base a su inteligencia y su capacidad de adaptación, algo que ha confirmado el último estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) sobre los cuervos publicado en la revista Nature.
Esta adaptabilidad ha llevado a diversas especies a transformar sus comportamientos, explorar nuevos lugares y, por tanto, expandir sus territorios casi sin límites. Pero, ¿qué hace que algunos animales sean capaces de adaptarse mientras otros no lo logran?
40 especies, 10 millones de años
Este estudio, realizado entre el CREAF y la Universidad de Washington en St. Louis se ha centrado en los cuervos para tratar de dar respuesta a esta incógnita. Una de las conclusiones principales del estudio es que "los cuervos podrían haber colonizado el planeta gracias a su capacidad de volar largas distancias, a un cuerpo grande y por su inteligencia para resolver problemas y obtener nuevos recursos de cada ambiente”, afirman los investigadores Daniel Sol y Joan Garcia-Porta.
En el caso de los cuervos, estas tres características han coincidido para acercarles a lugares remotos, sobrevivir en ambientes de todo tipo y adaptarse a ellos con éxito. Como consecuencia de esa expansión global, esta especie ha logrado una diversificación excepcional.
El estudio ha descubierto que, a medida que los cuervos conquistan los diferentes ecosistemas del planeta, se diversifican en nuevas especies a una velocidad exorbitante: más de 40 especies diferentes en sólo 10 millones de años. Estas nuevas especies veían su tamaño del cuerpo y la forma de su pico transformada de forma que se adaptaban a nuevos ambientes.
Los museos nutren la ciencia una vez más
Para dar respuesta a estas preguntas, los investigadores han realizado un análisis exhaustivo de gran cantidad de rasgos muy relevantes a nivel ecológico, desde el tamaño de las alas, la forma del pico, las dimensiones del cuerpo y el tamaño del cerebro.
Aquí es donde ha entrado en juego la gran importancia de los museos de todo el mundo, donde los investigadores han podido medir y comparar esqueletos de muchas especies de córvidos - la familia de los cuervos, que también incluye las grajillas, las urracas y los arrendajos, entre otras especies-.
"Los museos de historia natural son lugares increíbles, verdaderos archivos de la biodiversidad. En poco espacio puedes ver y comparar multitud de especies diferentes, muchas de ellas provenientes de rincones lejanos del planeta", explica Garcia-Porta.
Vuelo imperial, inteligencia única
“Los resultados del estudio demuestran que los cuervos tienen unas alas relativamente más largas que el resto de córvidos y que tienen cuerpos de mayor tamaño. Esto les permite volar grandes distancias y una vez llegan a un sitio nuevo, ser competitivamente superiores. Ser buenos voladores también ayuda a que, por azar, se den desplazamientos a lugares remotos, lo que disminuye bruscamente el intercambio genético entre poblaciones y facilita la generación de nuevas especies”.
A esto hay que sumar que cada nuevo lugar puede tener unas condiciones diferentes que el anterior, al que la especie se ha tenido que adaptar, modificando su morfología para cada nueva condición. Esto explica que, a medida que los cuervos se han expandido por el mundo, han ido aumentando el número de especies a gran velocidad, produciendo una enorme variación de tamaños de cuerpo y de formas de pico.
Pero además del vuelo y las características morfológicas, muchos son los investigadores han estudiado durante siglos las características que hacen que un animal sea capaz de sobrevivir en nuevos ambientes muy diferentes a los de su origen. ¿Qué facilita ser más o menos capaz de adaptarse a un nuevo ambiente?
El grupo de investigación de Daniel Sol lleva muchos años trabajando en esta pregunta y lo tienen muy claro: el tamaño del cerebro. “La inteligencia en animales se demuestra cuando un individuo es capaz de solucionar retos y sobrepasar las limitaciones o desajustes que se dan cuando se cambia de ambiente. Esto implica tener un tamaño relativo de cerebro mayor, porque se ha demostrado que está relacionado con tener más capacidades cognitivas y mucha flexibilidad de comportamiento, una característica bien conocida de los cuervos”, comenta Sol.
A esta conclusión han llegado midiendo el volumen de los sesos de más de 76 especies, esperando el resultado encontrado: los cuervos tienen un cerebro mayor que el resto de córvidos. “El hecho de que tengan mayores tamaños de cerebro muestra que los cuervos podrían tener mayores capacidades cognitivas que el resto de córvidos, lo que les permite tener la adaptabilidad necesaria para ocupar ambientes tan diferentes como la tundra ártica y los desiertos australianos”, explica Garcia-Porta.
Lechuzas, golondrinas, pavos y cuervos
Si viajamos de Barcelona a Australia encontraremos grupos de animales idénticos que se han adaptado a puntos opuestos del planeta, como las golondrinas, las lechuzas o los pavos. Los científicos, con el aliciente de comprobar si, efectivamente, los cuervos son capaces de vivir en zonas climáticas donde no se adapta ninguna otra ave, han analizado más de 3 millones de observaciones de la plataforma de ciencia ciudadana eBird. ¿La conclusión? Los cuervos ocupan un rango climático mucho más amplio y llegan a zonas climáticas mucho más extremas donde ningún córvido puede sobrevivir.
“Los cuervos nos ofrecen una fantástica oportunidad para entender por qué ciertos organismos se expanden y diversifican por el planeta. Nosotros somos uno de estos organismos y, por tanto, entender los procesos de expansión global en otros grupos de animales quién sabe si podría arrojar algo de luz sobre nuestro propio viaje alrededor del planeta”, concluye Garcia-Porta.
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