Los orígenes del problema palestino-israelí
A principios del siglo XX, miles de judíos europeos ocuparon territorio palestino con el fin de crear un hogar nacional para su pueblo.
Durante la última década del siglo XIX, los judíos, las distintas poblaciones judías tuvieron que hacer frente a gobiernos poco liberales que contradecían su forma clásica de ver el mundo y a un resurgir de antiguos odios contra este pueblo que se acrecentaban día a día y comenzaban a convertirse en un antisemitismo abierto y oficial defendido por los gobiernos y las clases dominantes. El caso Dreyfus, una condena cargada de tintes antisemitas a un oficial francés, no hizo más que convencer a los judíos de que necesitaban un lugar donde refugiarse, un hogar nacional judío.
En este momento nace el sionismo de la mano de Theodor Herzl, periodista austro-húngaro que popularizó la idea de que los judíos tenían el derecho de regresar a la Tierra Prometida de la que se habla en sus escrituras sagradas para formar allí una nación judía. El nombre deriva de la palabra “Sion”, que fue el monte donde David construyó su templo y que se convirtió en una declaración de intenciones bajo el lema de “no hay sionismo sin Sion” del propio Herzl. En 1897 tuvo lugar el primer Congreso sionista en Basilea, del cual saldrían la Organización Sionista Mundial, la Banca Nacional Judía y un proyecto claro para consguir el reconocimiento internacional de una nación propia en parte de la por entonces Palestina a través de la colonización de sus territorios.
“Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”.
Con recursos económicos suficientes y una organización estructurada, judíos de todas partes de Europa comenzaron a marcharse hacia Palestina para ir ocupándola poco a poco. Pero, a pesar de su creencia en que esa tierra era suya por derecho, la población palestina que vivía allí desde hacía siglos no parecía estar de acuerdo. El proceso comenzó con la compra de grandes terrenos y la siguiente expulsión de sus ocupantes palestinos para que fueran sustituidos por trabajadores y colonos judíos que, al verse como enemigos los unos a los otros, acabaron por generar una situación de odio y tensión que hacía casi imposible cualquier convivencia entre ambos pueblos.
Por otro lado, la Organización Sionista Mundial y las comunidades judías que permanecían en Europa ejercieron presión y consiguieron el apoyo de Francia e Inglaterra, potencias colonialistas que controlarían la región tras la Primera Guerra Mundial. La declaración Balfour de 1917 consiguió que el Reino Unido apoyara públicamente la causa judía y provocaría que, desde ese momento, las caducas metrópolis complicaran la situación y provocaran una radicalización indirecta de las pretensiones judías.
La Segunda Guerra Mundial y la persecución que el nazismo hizo contra los judíos tuvieron una grandísima importancia en la constitución final del Estado de Israel. Durante el conflicto, Estados Unidos e Inglaterra pidieron ayuda a la población de Palestina y los judíos, por razones obvias, se involucraron en el desarrollo de la guerra desde un primer momento. Al acabar, una vez ya habían salido a la luz los horrores del Holocausto, las potencias vencedoras quisieron compensar de alguna manera el sufrimiento del pueblo judío y decidieron culminar su causa creando oficialmente el Estado de Israel en territorio de Palestina, en el cual cada vez tenían más presencia a pesar de los intentos por lograr un equilibrio entre ambos pueblos.
El 29 de noviembre de 1947 la ONU aprobó la resolución 181 que recomendaba la partición de Palestina, realizaba una división del territorio muy favorable para Israel y convertía a Jerusalén en una ciudad internacional bajo la supervisión de la ONU. La respuesta de los palestinos fue un rechazo absoluto y un enfrentamiento violento que provocó disturbios y muertes por todo el país. Entre 1947 y 1949 se registraron más de 80 masacres entre las que se destaca la de la aldea de Deir Yasin, donde se asesinó a centenares de personas y se destruyó el asentamiento para que no quedara constancia de su existencia.
Cuando finalizó el Mandato Británico de Palestina, Israel proclamó su independencia el día 14 de mayo de 1948, lo cual fue la señal para que los países vecinos (Jordania, Egipto, Siria, Líbano e Irak) le declararan la guerra y comenzara el primer gran enfrentamiento entre Israel y los países árabes.
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