Cómplices tumorales

Cómplices tumorales

Las células cancerosas que viajan en grupo son las responsables de la diseminación de la enfermedad.

La metástasis es la culpable de la inmensa mayoría de las muertes por cáncer: cuando las células se desprenden del tumor y se hacen fuertes en otros lugares, el tratamiento se complica. Un nuevo estudio muestra que, en contra de lo esperado, la mayoría de los tumores metastásicos no tiene su origen en células solitarias procedentes del tumor primario, sino en conglomerados de células que se desprenden de él y viajan juntas por el torrente sanguíneo. Las células que integran esos conglomerados itinerantes se comunican entre sí y fabrican proteínas específicas que podrían servir como dianas farmacológicas o bioindicadores del riesgo de metástasis. Para averiguar cómo se forman las metástasis, Andrew Ewald, biólogo celular especializado en cáncer, y su equipo de la Universidad Johns Hopkins crearon tumores en ratones inyectando una mezcla de células cancerosas multicolores en su torrente sanguíneo. Si los tumores surgieran de una sola célula, al microscopio lucirían un color uniforme. Si, en cambio, nacieran de agrupaciones de células, crecerían en esferas multicolores. El equipo comprobó que cerca del 95 por ciento de los tumores malignos formados eran multicolores y, por tanto, engendrados por varias células (metástasis pulmonar, ilustración).

Metástasis pulmonar
En un segundo experimento, examinaron cientos de células tumorales cultivadas juntas en una placa de Petri pero sin contacto físico entre ellas. Casi todas murieron. Por el contrario, las células de otra placa que pudieron agregarse se multiplicaron en más colonias, aunque el número inicial de «semillas» era menor. «Si se controla el número de células, la eficiencia de la formación de metástasis a partir de células agregadas se multiplica por más de cien», explica Ewald. Los resultados se publicaron el pasado febrero en Proceedings of the National Academy of Sciences USA.

No está claro por qué las células agregadas sobreviven y metastatizan más, pero es probable que la cooperación entre las integrantes de los conglomerados (mediante el intercambio de moléculas mensajeras, por ejemplo) las proteja contra la muerte celular en el torrente sanguíneo o en los puntos distantes donde van a parar, apunta Joan Brugge, bióloga celular especializada en cáncer de la Escuela de Medicina de Harvard que no ha participado en el estudio.

En cuanto a las posibles ventajas para los pacientes, el equipo de Ewald también descubrió que los conglomerados viajeros comparten rasgos moleculares y casi todos sintetizan la proteína queratina 14. «El descubrimiento tal vez resulte útil para elaborar estrategias dirigidas contra todas las células metastásicas», explica. La meta sería destruir esas células dondequiera que se hallen, proliferen o no, una estrategia distinta de la mayor parte de los tratamientos ordinarios, que atacan a las células que se están multiplicando con rapidez, pero no las que circulan e inician los tumores secundarios.


J. M. S.

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